En los tiempos que corren, ¿quién es en política un
"duro"? Un individuo como Manuel Valls, primer ministro francés,
recientemente nombrado por el presidente Hollande tras el descalabro del PSF en
las últimas elecciones municipales. Es decir, un tipo de esos que pregonan
supuestas verdades pintándolas con brocha gorda, para que se vean bien y nadie
ose dudar, aunque sean declaraciones populistas con tintes xenófobos. Esto es,
un personaje político que ya ha tallado su figura sin temor a decisiones
costosas, de esas que se presentan como absolutamente necesarias. Y si esas
decisiones son las de aplicar recortes y ajustes, en nombre de esa ortodoxia
que es la austeridad a toda costa, para atajar como sea el déficit público, y sin que tiemble el pulso, es el primer
ministro Valls el hombre indicado. Un tipo con carácter, que no se va a arrugar
ante protestas de pensionistas o empleados públicos, ni se va a dejar
impresionar por las quejas de un electorado que va a ver cómo le engañan incumpliendo
el programa electoral. Hay que ser "duro" para un giro a la derecha
sin titubeos, echándose en brazos de políticas neoliberales abjurando de
propuestas de corte socialdemócrata con las que pidió el voto Hollande.
No hay que dejarse engañar, sin embargo. Eso es lo que han
pensado los diputados socialistas que se han aplicado a presentar un plan
alternativo al de su primer ministro para ahorrar 50.000 millones de euros,
pero por otras vías. Y más allá del entorno parlamentario, lo que se observa
bajo apariencia de hombre "duro" es un hombre sin alternativa. Así lo podemos describir, con título del
filósofo polaco Leszek Kolakowski, de cuando se oponía al stalinismo desde un
marxismo crítico. Quedar encerrado en un marxismo doctrinario, sin capacidad
crítica ni pathos utópico, era verse
reducido a "hombre sin alternativa". ¿Cómo no acordarse de esa
expresión ante quien se presenta sin alternativa por estar encerrado en la
ortodoxia neoliberal, igualmente sin capacidad crítica ni pathos utópico? Es el caso del primer ministro Valls. Y lo peor es
que no está solo: parece acompañarle la socialdemocracia europea. ¿O podrán
hacer valer una alternativa los parlamentarios de su mismo partido que han
reaccionado oponiéndose a la política que se le quiere imponer a la ciudadanía?
Para colmo, ya se sabe que la receta neoliberal de austeridad a ultranza
conduce al fracaso. Crucial debate europeo.
José Antonio Pérez Tapias
(Publicado en el diario Granada Hoy el 24 de abril de 2014)
José Antonio Pérez Tapias
(Publicado en el diario Granada Hoy el 24 de abril de 2014)
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